viernes, 27 de diciembre de 2013

Capítulo 10: Just thinking about you makes me smile.





Capítulo diez:

Al pasar la puerta habían un montón de escaleras, las bajamos un poco a tientas, no había mucha luz.

-Por cierto –Dijo él –Soy Louis –Se giró para mirarme.

-Yo ______ -Respondí con una sonrisa.

-Sí, lo sé –Confesó sonriente, yo lo miré confundida, ¿Escuchó mi nombre el día que vine con Harry y Ana? ¡Qué buena memoria!

Por fin, después de bajar todas las escaleras, entramos a un enorme almacén, yo iba detrás de Louis que se paró de repente.

-¡Au! –Contesté cuando choqué con él. - ¿Por qué has hecho eso? –Dije sobándome la nariz, me había dado con su cabeza. Él era más alto que yo, pero como llevaba los tacones, estábamos a la misma altura.

-Perdona –Se disculpó y, cuando se giró pude ver su sonrisa. -¿Estás bien? Es que pensaba que había visto algo, alucinaciones mías.

Lo miré extrañada, y luego miré a ambos lados del enorme almacén. La verdad es que, todo y que estaba limpio, el lugar era un poco tétrico, había poca iluminación, hacía frío y se respiraba un ambiente extraño.

-Que sitio más lúgubre –Comenté inspeccionando con la vista el lugar. Las paredes eran oscuras y de ladrillo, algunas bombillas estaban fundidas y las otras eran poco luminosas, había botellas de vino y otros licores en estanterías que se elevaban a metros sobre nosotros, una escalera de madera residía a mano derecha, luego, al fondo, había más mesas y sillas de esas raras. A mano izquierda había una extraña puerta de metal.

-Sí, por eso te he pedido que me acompañaras –Rió él.- No me gusta entrar solo aquí, me da escalofríos. –Reí cuando él se abrazó a sí mismo y empezó a mover el cuerpo exageradamente como si fuera gelatina.

-Cojamos las sillas y vayámonos –Agregué entendiendo el motivo de no querer entrar solo ahí.

-Sí, por aquí –Me cogió de la mano y me guió hasta casi el fondo del almacén, hubo un momento en el que pasamos por al lado de la extraña puerta de metal.

-¿Qué hay ahí? –Señalé la puerta con la mano que tenía libre, la que no me cogía Louis.

-Ni idea, pero creo que es mejor no saber –Dijo él con una voz un poco extraña y la cara tensa.

¿Se le estaría contagiando lo sombrío del lugar?

Un escalofrío me recorrió toda la espalda.

-Espera –Dije parándome en seco.- No irás a violarme, ¿No?

Él cambió su cara de repente y, en vez de estar tenso y con los labios apretados, mostró una hermosa sonrisa, acto seguido empezó a reír.

-No sería violación si te dejas –Me guiñó un ojo aún riendo y empezó a caminar otra vez, arrastrándome con él.

-Me das miedo y el lugar no ayuda a calmarme –Dije mirando su espalda, la piel de su cuello, sus hombros. Uff, el chico era realmente guapo.

-Era una broma –Dijo girándose a mirarme, y me soltó lentamente la mano cuando llegamos al final del almacén, donde estaba lo que quería. –En esa puerta no hay nada, simplemente es un ascensor. –Levantó los hombros para restarle importancia al asunto.

Lo miré de mala manera, alzando las cejas.

-Era para crear un ambiente misterioso –Se explicó ante mi mirada de ‘’¿Eres idiota?’’.

No pude evitarlo, el momento era tan sumamente estúpido que empecé a reír y él, claro, me siguió.

Dejamos de reír de repente, y nos quedamos mirándonos por un largo rato. Él se acercó peligrosamente a mí, yo me quedé quieta, no me podía mover, entonces Louis se mordió el labio inferior, estábamos a escasos centímetros, y de repente se giró, dándome la espalda.

¿Qué acaba a de pasar?

¡Me quedé en blanco, no pude reaccionar!

¿Qué hubiera pasado si…?

Decidí olvidar el tema, no valía la pena taladrarme con algo para lo que no tenía respuesta.

Cogimos lo que necesitaba y subimos las escaleras, yo delante de él.  Seguramente mi familia se estaría preguntando dónde me había metido, pero no importaba, Louis era muy divertido.

-Felicidades por pasar los exámenes, estás hermosa hoy ________ –Susurró Louis en mi oído cuando estábamos a punto de llegar al final de las escaleras.

No me giré, no quería que viera que estaba sonrojada, lo ignoré y abrí la puerta, de repente toda la luz que había en la sala me cegó, ya que mi vista se había acostumbrado a la penumbra del almacén. 

2 comentarios: