Capítulo
nueve:
-¡Mamá! ¡Mamá! –Entré con prisa en casa, dejando las
llaves encima del mueble y tirando el bolso por ahí en medio del comedor, corrí
desesperadamente en busca de mi madre, haciendo un gran alboroto.
-¿Qué hija? –Quiso saber ella que salía por la puerta de
la cocina secándose las manos con un trapo, desconcertada por la emoción que
denotaba de mi voz.
-¡Me han aceptado! ¡He pasado los exámenes! ¡Tengo una
beca! –Saltaba de la emoción moviendo los papeles que confirmaban mi admisión a
la universidad de un lado a otro. Mi madre recorrió la distancia que nos
separaba con rapidez y me abrazó con fuerza, orgullosa de su niña. Mi hermana,
que había escuchado mis gritos, bajó las escaleras con gran velocidad, y se
unió al abrazo.
-Felicidades ________, te has esforzado tanto -Me dijo
Sofía despeinándome el pelo con cariño. Ellas, junto con Ashton, sabían lo
mucho que me había esforzado para sacar las mejores notas en el examen, todo
con tal de no solo entrar, sino que además me concedieran una beca.
-Ashton –Susurré inconscientemente. Vi como mi madre me
miraba con una sonrisa mal disimulada. –Me voy, tengo que darle la noticia a
Ashton. –Recogí mi bolso que había tirado al suelo y cogí las llaves de casa
que estaban encima del mueble. Iba a salir por la puerta, pero mi madre me
cogió del brazo cariñosamente.
-No tardes cielo, saldremos con la familia a celebrarlo
–Me sonrió llena de alegría – y dile a Ashton que se arregle.
-Vuelvo en media
hora, traeré a Ashton súper arreglado y guapo - Sonreí al saber que mi madre
incluía a mi novio en los planes de esta noche, planes que eran de familia.
Salí afuera, y cogí la bici de Sofía, llegaría antes que
si iba andando.
♥♪
Piqué a la puerta, estaba ansiosa por darle la noticia.
En cuanto abrió la puerta me tiré a sus brazos, haciéndolo caer al suelo.
Él, desconcertado pero sonriente, me miraba esperando
una explicación.
Lo cogí por las mejillas y lo besé, aún en la entrada de
la casa y con la puerta abierta, él correspondió el beso con pasión y me cogió
por la cintura.
Me separé un poco de él y me acerqué a su oído.
-He aprobado el examen y tengo una beca –Susurré emocionada. El me abrazó con fuerza y
contestó un ‘’Lo sabía’’.
Después de todo el numerito romántico para tan solo
decirle que en septiembre sería una universitaria, subimos a su habitación.
-Arréglate y ponte bien guapo –Le dije cuando vi que
sacaba cualquier camiseta de su armario.
-A mí me gusta esta camiseta –Contestó él haciendo
morritos. ¡Se veía tan lindo e infantil!
-¡Es de deporte! –Exclamé quitándosela de las manos –
Quita anda, ya te elijo yo la ropa –Dije apartándolo del armario con la cadera.
Él se sentó en la cama, se cruzó de brazos enfadado y
puso morritos. Yo me reí, ¡Se veía taaaan adorable!
Después de buscar durante diez minutos encontré un traje
que tenía guardado al fondo del armario.
-Te pondrás esto –Le ordené sonriente entregándole el
traje. – Y date prisa que le he dicho a mi madre que volvería pronto –Le besé
la mejilla y me tumbé en su cama a repasar mentalmente la ropa que tenía en mi
armario, descartando modelitos que no me quedaban bien o que no eran adecuados.
-Sí mamá –Contestó el gracioso quitándose la camiseta
que llevaba y, luego, se desabrochó el pantalón. Tenía un cuerpo perfecto, la
curvatura de los músculos bien definida, los brazos fuertes igual que el torso,
la piel suave.
Me mordí el labio, él me miró divertido y siguió
vistiéndose bajo mi atenta mirada. Nunca me cansaría de mirarlo.
El paso en el que uno se peina no lo pasamos por alto,
Ashton no se había peinado en su vida, no iba a empezar a hacerlo hoy. Además,
ese look despeinado le daba un toque rebelde y sexy.
Subimos al coche y nos dirigimos a casa.
En cuento llegué le di un beso a mi madre y ambos subimos
corriendo a mi habitación. Él se sentó en mi cama y yo fui a la ducha, al salir
me dejé el pelo suelto y lo ondulé, después fui al armario a buscar la ropa.
-¿Qué te parece este? –Dije con un vestido negro y unos
tacones plateados. El me observó y luego negó con la cabeza.
Bufé.
Volví a salir con otro vestido, uno rosita con unos
zapatos a conjunto.
Abrió los ojos como platos y se quedó como un tonto
mirándome.
-Ash, cielo, la baba –Me burlé de él, intentado no
perder el equilibrio con los tacones por la risa.
-Estás preciosa –Me alagó acercándose a mi
peligrosamente, pero lo detuve ¡Aún me tenía que maquillar! Él puso los ojos en
blanco y lo oí susurrar un ‘’mujeres’’ de manera divertida.
Cuando acabé, salí a buscar a mi hermana Sofía, ella iba
vestida con su vestido azul preferido, sus enormes zapatos de tacón de vértigo
y su pulsera de cremalleras.
Mi madre escogió el restaurante sin decirme nada, y me
encontré otra vez allí, en el local al estilo marinero. La verdad era que, ese
local, me encantaba.
De toda mi familia, me encontré con mi prima Carmen, que
había venido desde España a Londres expresamente a verme.
¡Menuda sorpresa!
Fui corriendo a saludarla, haría, por lo menos, dos años
que no nos veíamos.
-¡Mírate que grande estás! –Exclamé sorprendida cuando
la vi. Carmen tendría unos trece años la última vez que la vi, así que verla
con vestido y tacones me pilló un poco desprevenida. –Estás hermosa.
Empezamos a hablar sin parar, contándonos nuestra vida y
Ashton, que estaba parado a mi lado, tosió de manera falsa para llamar mi
atención ¡Me había olvidado de presentarlo!
-Carmen este es mi novio Ashton, Ash ella es mi prima
Carmen –Los presenté con una sonrisa. Vi como los ojos de mi prima se abrían
como platos.
-Siempre con buen gusto –Comentó mi prima haciéndome
reír.
Presenté a Ashton a los demás de mi familia y, la
verdad, es que calló muy bien a todos, tal vez por su personalidad abierta y
amistosa, y porque no paraba de hacer bromas.
Nos sentamos en la mesa esa tan original de madera y,
como éramos bastantes, tuvimos que pedir barriles de más para poder estar todos
sentados.
-Ya voy yo –Dije con una sonrisa, aún faltaban dos
‘’sillas’’.
Me levanté y me dirigí a la barra, detrás de ella estaba
el camarero del otro día, Louis, que al verme me sonrió.
¿Me habría reconocido?
-¿Vienes a pedirme matrimonio? –Preguntó de repente.
Miré a ambos lados extrañada, no había nadie más por ahí ¿Me lo estaba diciendo
a mí?
No pude evitar soltar una carcajada cuando él se apoyó
en la barra con el codo y ponía su cara en la palma de su mano, esperando mi
respuesta, entonces vi que, efectivamente, me lo preguntaba a mí.
-No –Negué divertida.- Simplemente quería un par de
‘’sillas’’ más –Hice comillas cuando dije lo de sillas.
-Me lo imaginaba -Correspondió a mi sonrisa. Se giró a
coger unas llaves que había detrás de la barra, al lado de las botellas de
alcohol y la caja registradora. - ¿Me acompañas? –Me preguntó jugando con las
llaves y empezó a caminar hacia una gran puerta sin esperar mi respuesta.
-mmm…Vale –Contesté dudosa a su espalda, siguiéndolo.
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